martes, 29 de noviembre de 2011

Sin tocar
























Tocamos sin tocar… muy de cerca… tratando de no sentir.


Pegamos la oreja a la puerta, deseando no ser escuchados.

Pasamos apenas el umbral, a hurtadillas, y sin hablar.

Buscamos no abrir la pandora, queremos cubrir el silencio:

Y mantener este ritmo constante… sereno… sigiloso.



No sé si para no perderlo, no sé si para no perdernos.

No sé si para no asustar a las manos, las bocas,

al pecho que brinca ante el peligro de riesgo frontal.

Pero bailando entre estelas y descargas, el para qué…

sinceramente, no me importa ya.



Magnética cercanía.


Somos dos imanes del mismo polo, rosando sin llegar a contactar.

Giramos, cerramos los ojos, y deseamos no fallar.

Pasamos por vías paralelas, y nos volvemos a alejar.

Me tocas de lejos y sin derramar…

la ansiedad se represa, se cubre, se reviste: Serenidad.

(Y es que hasta de lejos, el calor parece estar apunto de estallar.)


Pero, silencio.


Pero, contenlo.


Esto es tan violento en su quietud.



Los roces sin garras, los ojos sin luces:

Aquel frágil hilo que mantiene la humedad.

1 comentario: