En esos momentos de quietud, en los que el “de dónde vengo”
se borra, caigo como desde un agujero a un paisaje nuevo y de súbito. Abro los
ojos. Sólo preguntas.
La voz se abre como vidas paralelas, o videos, o sonidos que, entrecortados, llegan por fragmentos… nuevamente, inquietudes.
Los de afuera, sé, son muchos. Hay gente que pasa, habla,
se mueve, y a veces hasta me toca, inter-actúa conmigo, como diría un pilo de parlantes documentos.
Pero no son sino un plano secundario, un relleno, una alfombra de sonido que
respalda los eventos importantes. Los de adentro.
A ellos, los de afuera, los siento tan lejanos. Tienen sus bromas, sus
sonrisas, sus preguntas –cómo yo, supongo. Pero siempre están afuera.
Borroso.
Algo que no entiendo, como bruma me envuelve.
Incomprensible.
Tu olor me centra y entonces, puedo escuchar el silencio.
El sonido interior no puede ser alterado, peor detenido, por el ruido externo..!!!!
ResponderEliminarPero, ese "ruido" exterior es el que permite que nuestros propios sonidos se conviertan en música, caso contrario, no habría melodía, sería....solo silencio "absoluto"....................: "solipsismo"...!!!
Esa paradójica relación la podemos balancear, a veces, a nuestro antojo, otras, tenemos que "surfear" sobre las olas del océano de Lo Real...!!!