sábado, 8 de junio de 2013

… porque soy diferente.



Golpe.
Los ojos que se aprietan no respiran.
Aire.

No hay más puertas.
Ya fueron derribadas.
Las pasan, miran y con la mirada, las atraviesan. Pisan, pasan, y penetran. Pisan, cada noche, pisan cuerpos que rendidos del castigo redentor, "viven el sacrificio". Cuerpos, no mujeres, cuerpos ya sin cuerpo. Pisan, pasan, penetran, la penetran, desgarran y mutilan.
Silencio.
El aire sabe a hierro. A óxido. A lluvia.
El aire huele a corte, a carne quemada. El aire huele golpes redentores. El aire suena seco, "para que aprendas a ser hembra".
Las piernas recogidas, el cuello, estómago y cabeza, los brazos, como un bulto. 

Sus carnes se recogen para no perderse en partes.
Su mente se recuenta, para no olvidar su nombre.

Y miran desde siempre y se preguntan, y cuestionan y dan sus veredictos, deciden lo que siente, lo que debe, lo que quiere, el cómo y el cuándo. El hasta dónde. La miran, la descartan.
Shoks.
Electro shoks.
La sueltan en el lodo: su alma está salvada.
Manchada de fluidos y de orines, sale arrepentida, ha sido corregida. Manchada, sale viva. Pero el gobierno, no hace caso. Había que corregir sus preferencias. La llaman minoría.
Informe Sombra.
Cladem.
Cidh.
Artículo 11, número 2 de la Constitución.
Mis derechos…
Hay alguien allá afuera?


Pausa.

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