martes, 6 de diciembre de 2011

Letanía de amnesia.

Despiértame cuando amanezca la vida nuevamente.

Porque tengo los ojos transgredidos por la realidad. Y pesan. Porque debería con el paso del tiempo disminuir la pesadez. Pero aumenta…Descansar… lo sé.

Despiértame cuando amanezca la vida nuevamente.

Para pedirte que soples el castillo de las cartas que se balancea.

O que tumbes de un solo manotazo el diseño de humo que flota en mis adentros.

Que desdigas lo dicho, que recuentes los versos -y los cambies- y destierres la voz y los sublimes gestos… y los sinceros raptos, y los arrebatos. Y todos los abrazos hundiéndose en la piel. Y las miradas… y los silencios: La verdad oculta tras el miedo. Que los desprendas todos del recuerdo. Que los cercenes, borres, pisotees y desmientas. Quisiera que hicieras sólo eso, pero antes de decirlo, me aduermo en mi propia apología.

Despiértame cuando amanezca la vida nuevamente. Y en su lugar, aquel lugar de todo lo que esculpiste: Se encuentren sólo vacíos indolentes. Aquellos neutrales huecos del olvido. La ausencia de lo desconocido. Esa que nunca afecta. La que se puede llenar con la alegre intrascendencia.

Y así, cuando amanezca, despierta nuevamente, empezaré la tarea de llenarme entera.

De llenarme todos los rincones. De cubrirlos todos con una manta espesa.

Llenarlos de detalles, de regalos, adornos y gracias…de substancia brillante, atractiva, y suave… esponjosa. De amables momentos, de campos, de arena, de besos, de música y desayunos . De caminatas en busca de gafas, de dulces, de césped tendido al medio día. De vino en la noche, y del viento helado en las mejillas y las manos. De charlas, de obras, de imágenes céntricas, de manos y risas. De sueños. De riesgos y mentiras nuevas: De saltos al vacío con ojos abiertos.

Despiértame y prometo, regresaré a mi centro.

Cubriré de madera, de metales, de aire, de armónicos y risas, las paredes latentes, las que bailan. Giraré en torno al ruido, no más al silencio. Bajaré entre las rocas, saltando, resbalando. Golpearé sin grabarme los impactos. Flotaré sobre el agua, en millares de gotas, cambiando de patria en cada instante nuevo.


Qué hizo que tu llegues?.. Que lo tomes, lo observes, lo destiles, lo aprecies y luego lo deseches.

Los ojos que tu amas tan solo pos-mortem. Los destellos lejanos que llegan vibrantes y se agotan. Se consume su flama, y tu, percibes sus calores al tiempo de su decadencia.


Respiro de la nada amor y tiemblo incertidumbre: Desencanto.

Y sueño de la nada, amante: Quimérico.

Pero llegas con la noche, con las pausas: Con el sueño.

O te metes violento, entre las horas del día: A oleadas.

Y cuando pasan las corrientes, y me atraviesan: Desconecto.



Por eso, mejor transportarme entre las olas. Arrullarme con la espuma y refugiarme entre la arena. Y dormir. Y esperar. Y decir simplemente:

Despiértame cuando amanezca la vida nuevamente.

Y los destellos del alba ensordezcan los crujidos de esta historia.





jueves, 1 de diciembre de 2011

La vida...


A veces la vida te estalla en las manos.

Salpica, chorrea, destella, y desprende en dolientes pedacitos todos los placeres de la brevedad.

A veces la vida eclosiona, insemina y enferma de sensibilidad todo lo que cuenta. Y hasta el caer de la lluvia, o el rose de la más leve brisa produce efervescencia. Desde el silencio del sueño, o el recorrido del aire que penetra y se marcha del cuerpo involucran. O la estela de olores que invade cada metro, o los tantos impulsos que te agreden los oídos de modo impredecible, al transcurrir del día... o de la noche. De tanto en tanto se dilatan las pupilas y colonizan las reacciones de cada célula del cuerpo.

A veces estalla, se incendia y de un golpe seco se inflama, haciéndote crecer. Y deja abiertos todos los canales, hambrientos de alimento por soñar.

A veces placer y agonía se funden y te encienden por dentro. Te lavan con cenizas y destierran cada gramo de sustancia expirada dentro tu alma.

A veces dilatarse y dejarse caer, te lleva hasta a volar en las alturas.


No sé dónde estoy.

Hoy, amo al río que azota la paja entre rocas y la lleva con vértigo hacia el mar.

Hoy, no sé a dónde voy. Y no me importa. El mar siempre será el final.

Hoy, nada tengo. Y el vacío es gozo de libertad: El idilio que espera surgir, la verdad que puede nacer, el sueño que va a morir, la esperanza que puja por saltar, y caer, y esperar, y agotarse, y frustrada, volver mirar.

A veces la vida te estalla en las manos. Y quedas salpicada de profunda vastedad, de energía, de fluidos delirantes, y deslumbrantes gamas… y pinceles, y paletas… y deseos.


No me importa lo que venga. Qué venga, lo que venga.


Y estalle, y salpique, y me empape, y resurja de ausencias, una y otra vez, la vida.

martes, 29 de noviembre de 2011

Sin tocar
























Tocamos sin tocar… muy de cerca… tratando de no sentir.


Pegamos la oreja a la puerta, deseando no ser escuchados.

Pasamos apenas el umbral, a hurtadillas, y sin hablar.

Buscamos no abrir la pandora, queremos cubrir el silencio:

Y mantener este ritmo constante… sereno… sigiloso.



No sé si para no perderlo, no sé si para no perdernos.

No sé si para no asustar a las manos, las bocas,

al pecho que brinca ante el peligro de riesgo frontal.

Pero bailando entre estelas y descargas, el para qué…

sinceramente, no me importa ya.



Magnética cercanía.


Somos dos imanes del mismo polo, rosando sin llegar a contactar.

Giramos, cerramos los ojos, y deseamos no fallar.

Pasamos por vías paralelas, y nos volvemos a alejar.

Me tocas de lejos y sin derramar…

la ansiedad se represa, se cubre, se reviste: Serenidad.

(Y es que hasta de lejos, el calor parece estar apunto de estallar.)


Pero, silencio.


Pero, contenlo.


Esto es tan violento en su quietud.



Los roces sin garras, los ojos sin luces:

Aquel frágil hilo que mantiene la humedad.

Tiempo de cuviví




















È una catena ormai che scioglie il sangue dint'e vene... sai...



Tiempo de ti,

Tiempo por ti.

Mi tiempo en ti.

Ese era mi tiempo partiéndose las costras y las señas, las marcas y cicatrices para dejarte pasar.

Tiempo a destiempo. Sorbiéndose la vida en los instantes de amor.

Mi tiempo, que llega después del silencio abismal.

Y todo el vacío que viene del cuerpo que deja su ausencia

en las entrañas que entregas por completo.

Y toda la ausencia que deja tu cuerpo en mi vientre latente.

Y todas las grietas tras un solo paso…

y el salto que diste sin manos, sin pares

y sin sentido por no poder evitarlo.


Tu piel, tu olor, tu humedad y tu boca,

tus gestos, tus manos, tus dientes, tu rabia, tu fuerza, tu delicadeza.

Tu vida en mi vida fundiéndose en minutos, ahora inexistentes.

Tu mundo en reconstrucción, delirante, goteando en mis venas.

Tu delirio. Tus antojos. Tu dulzura. Tu desierto tiempo,

y tu esterilidad en los días de escape…

Y yo, vertiendo mi oxígeno en tu boca.




Tu.

Yo.

La entrega.

La falta de realidad.

Cuviví en su vuelo demencial.




Te pertenece el corazón que se revienta al sumergirse en la frialdad.

Mi vida en tu vida se congela, se suspende, y se aleja de la piel que la calienta.



Nosotros. La sangre. La voz y la flama al respirar.

Tu espacio. El contacto. La pasión y ese dolor tras la sinceridad.

Las fuerzas que no llegan para borrarme de tantos de tus besos, de tus manos, tu sabor,

ni de nuestros impulsos de ternura insoportablemente intensa.

Dos vidas coincidentes que contactan sin esfuerzos.

Dos mundos que se empatan como un sólo destello.

Dos grietas, dos vacíos, dos muertes, dos golpes y un crujido.


Hoy, las desolaciones, el delirio y la devastación.

El agotamiento y la resequedad fuera ti.

Exiliada. Involuta. Ilimitada. Disecada.

Puesta a puesta en el encuentro que me marca.

Consciente de lo irrepetible. Atea de tus recuerdos

Y nadie más que tu, pero a síncopa en sentencia.

Recuerdo los sonidos justo al borde de su inexistencia.


Me desprendo del oxígeno cuando te escucho, amor.

Me despojo de mi cuerpo cuando me entrego, vida.

Me sumerjo en tus vacíos cuando me arriesgo, corazón.

Y ahora, vuelo a ras del agua, oliendo los vapores de la soledad,

fuera de tu boca, mío, amor, más arraigados que la sed.



Alquimia de sangre en cianuro.

Alquimia de magia en gélidas nubes.

Alquimia de nubes en niebla y la niebla en tu cien fruncida de orgasmos…

y la niebla entre luces que desde lo lejos se apagan sin retorno.

Alquimia del único encuentro que quiere borrarse del cuerpo y no puede,

del único encuentro que deshilacha el alma y lo habita…

de los dedos, de las narices y de lenguas, y del latido.

Del éxtasis desesperado por contenernos: Irrepetible.


Ahora sin límites, te ausentas. Me sumerjo en la profundidad.

Ahora sin límites me distancio. Anestesio el afán por respirar.

Me marcho hacia el profundo frío de las lagunas,

y atravieso en picada el cristal que cubre la pista de vuelo.

Me ausento de mí.

Ahora.



Porque lo que más te importa es lo que más olvidas.

(al menos así necesito creer)



Porque nada me importaba tanto.

Porque nada me ha dañado tanto.

Porque nada me hizo tan profundamente feliz,

Ni dio tanto gozo, ni fue tan trascendente,

(si no es todo esto lo mismo).


Morfina para el presente.


... Y construyo la vida a partir de la falencia.

Repitiendo en silencio, -a partir de tu indecisión:

1. Tiempo a destiempo.

Contacto que rapta, que arrasa,

trasforma, te eleva

y te lanza de un golpe a la vida lineal.

2. Tiempo a destiempo.

Contacto que rapta, que arrasa,

trasforma, te eleva

y te lanza de un golpe a la vida lineal.

3. Tiempo a destiempo...


Para qué ser consciente de tu existencia, si no era junto a mí que ibas a estar?


Para qué descubrir que me tienes, si no deseas ninguna posesión?

Yo?.. Sabes, ya no me pertenezco. Y entre tus dientes se ha quedado mi cordura.


Para qué descubrir que eras tú, para que iluminar tantos detalles,

si los miles de minutos no eran tan fuertes como para sobrevivir a tus sentencias del pasado?

... Es que estoy aquí, una vez más, repitiendo la escena tras el instante final.


Sentencia de nihilismo. Lejos de ti, la nada.

La verdad es aquello, que no pudiste evitar.

domingo, 9 de octubre de 2011

Luna sin sabores.


Negra Luna que se apaga.

Negra, negra entre lamentos y soyosos

un grito sin sonidos.


Confundida: Luna escasa,

Luna incierta, Luna recostada

en la pendiente de un cabello ensortijado.


Negra Luna, negros sus reflejos,

y los vacíos movimientos de sus manos;

simples, lentos, trepidantes: Transitorios.


Luna que me absorbe en su silencio

Luna decandente, descendiente,

Negra y suave Luna de iluciones taciturnas.

Sin reparos


El tiempo es una línea imaginaria, de cuyo absoluto tan sólo se posee un punto cada vez... y siendo esta vez una de tantas, agarro con mis piernas y mis manos cada espacio hasta mi centro... y me succiono entera para amarte... a cada paso... en cada letra... y cada palabra escrita por tu causa.



DESDE EL SILENCIO...


Devastado.

Un cuerpo devastado hasta el extremo;

Un cuerpo ya sin cuerpo.

Hasta la última gota de tu escencia,

hasta la última instancia de mi vientre.


Devastado.

Un cuerpo devastado por tu cuerpo;

extasiado... un cuerpo sin prudencia,

sin aliento... un cuerpo sacrosanto.

rendido en sacramento ante tu imagen.

Entregado.



PERDIDAMENTE...


Desdesperadamente!

la sangre escapa por los corredores,

y de desliza y cubre

de su color intenso lo que toca;

y se derrama y moja

con su calor profundo

todo lo que tiñe.


Desesperadamente, intensamente;

la sangre avanza y se escabulle,

y bulle y salta hasta el rincón obscuro

...hasta el más bajo:

Y todo lo que toca cobra vida.


Desesperada, profundamente,

la sangre, sangre mía

se va llevando hasta tu esperma

a la insaciable vida que te ofrendo.


Desesperada, intensa... lentamente.

me vas llevando hasta tu muerte.